domingo, 28 de abril de 2013

Algo más

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Y viéndolo ojeroso, despeinado y a punto de bañarse entendió que ser lindo era algo más que verse bien. 

jueves, 25 de abril de 2013

La venganza del explotado

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Locación: MUSIMUNDO (Callao y Corrientes)
Hora: 16:55

Llego al local con un objetivo muy sencillo: adquirir un par de auriculares. Los que me conocen, saben cómo soy: no te ando con vueltas. Si quiero algo, lo compro y a otra cosa. De hecho, trato de evitar el contacto con los empleados del lugar, a menos que no estén (como en este caso) los precios a la vista:

Sardina: Disculpá que te moleste. Me gustaría saber cuáles son los auriculares más baratos.
Vendedor 1: Ah, la verdad que ni idea porque no soy de este sector... a ver, esperá.
Sardina: Ok, estaría bueno que tengan puestos los precios así no tengo que molestarlos... (Sardina sabe que no "molesta", que es trabajo de los flacos de ahí atenderla, pero intenta ser simpática simplemente porque se levantó de buen humor)
Vendedor 2: (Cae hasta donde estoy yo, de muy mala gana y como si me estuviera haciendo un favor. Me señala con displicencia unos) Estos son los más baratos.
Sardina: Ah, ¿y cuánto valen?
Vendedor 2: No sé.
Sardina: Pero... ¿aproximadamente?
Vendedor 2: Ni idea... además, no hay sistema. No te puedo decir el precio (?!?!?)
Sardina: Ah, bueno. Gracias. ¡Es genial este lugar!
Vendedor 2: No, de nada.

El capitalismo un día se va a desmoronar por su inevitable tendencia a delegar tareas. "Nunca nadie va a cuidar mejor el negocio que el patrón", dice mi viejo.Y tiene razón.

lunes, 22 de abril de 2013

Cómo conseguir seguidores (funciona)

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Si en el pasado competíamos por ver quién tenía más cartas Pokemón, hoy la movida es coleccionar seguidores en Twitter.

-¿Tenés Twitter?
-Sí
-A ver... Ah, tenés un par de followers más que yo. Bien.

Una vez tuve una charla así con alguien a quien recién conocía y me di cuenta de que gracias a las 294 personas que, solidariamente, me siguen en Twitter, había logrado un mayor respeto por parte de este sujeto en cuestión. Hasta, estoy segura, le parecí sexy y todo. Si hubiera tenido cinco mil se habría enamorado de mí.

A raíz de ese episodio, me di cuenta también de algo revelador y di con mi verdadera misión en este mundo: difundir formas de aumentar el número de seguidores y enriquecer la vida sexual de la gente común (esa que no es famosa ni súper graciosa y no puede llegar a las cuatro cifras por sí solo). Oh, sí, qué altruista que me levanté. Acá les tiro algunas:

Forma námber uan.

1. Tuitear sistemáticamente una premonición. Para que no digan que esto es humo, les traigo jurisprudencia(?). Hace algo más de un mes, antes de que se conociera la gran noticia que conmocionó al mundo y -sobre todo- a Julio Bazán, una chica tuiteó que su novio había soñado que el próximo Papa se llamaría Francisco. A los pocos días hubo fumata blanca, sucedió y la mina pasó de 11 seguidores a 11.000. Por eso, la idea es la siguiente: una vez al día, me tirás un poco de futurología. "Soñé que moría Juan Luis Guerra", por ejemplo, puede funcionar. Es a largo plazo y no tenemos la garantía de que alguna vez la emboques (y además podés llegar a quedar como un pelotudo) pero si la pegás, es negocio: al toque, pasás de tres unfollows por minuto a 600 seguidores por segundo. Y ahí sí: jet set, rispé y minitas.

Námber chu.

2. Causas nobles. La gente será pelotuda pero tiene corazón y, cuando se trata de una causa noble, nos asociamos. La movida sería la siguiente: por un mes te convertís en un acérrimo defensor de alguna causa de moda. Cuidemos al planeta, respetemos los derechos de los animales, evitemos la guerra de las Coreas o lo que se te ocurra. Ahí nomás te hacés una mini-investigación de mercado y enlistás a los famosos copados de Twitter que retuitean este tipo de cosas (léase @k_johansen, @cuervotinelli o alguno de esos) y empezás a pedirles RT. "@cris_telefe, salvemos a los delfines del mercado ilegal del marfil. Porfa, RT", funcionaría sin problema. No importa que los delfines no tengan colmillos o la consigna no tenga coherencia, la mayoría de las campañas para salvar animales tampoco la tienen y salen como piña. Así, tu arroba va a empezar a circular y, mucha gente, creyéndose un poco mejor persona, te seguirá y retuiteará ad infinitum. Recuerda: el éxito tiene forma de círculo. Ah, y cuando llegás a la cantidad acordada como objetivo hacés como si nunca hubieras defendido a nadie y disfrutás de las mieles de los 3000 seguidores.

Por ahora se me ocurrieron esas, así, medio rápido y a las 12 de la noche. Pero mi consejo es intentar las dos a la vez, para lograr mejores resultados. Total, si tu preocupación es conseguir seguidores, ya podemos confirmar que perdiste toda la dignidad.

martes, 16 de abril de 2013

Coaching, neurociencia y Sociales

3 sardinas opinaron

Esto tuiteé hace un rato y, obviamente, no generó aprobación de ningún tipo por parte de mis followers: ni una mísera respuesta ni un FAV o un RT. Nada de nada.

Quizá tuvo que ver con que todavía no me hallo del todo en una red que sólo acepta ideas de hasta 140 caracteres y no alienta el debate más en profundidad. O quizás, simplemente, porque mi tuit fue una garcha.

Lo cierto es que la nula repercusión me incentivó a volver para estas tierras, las del blog, y sentir otra vez la libertad que proporciona el espacio ilimitado. Gracias, Blogger.

El episodio al que me referiré sucedió en la clase de Psicología y Comunicación, una materia de la carrera de grado que curso en la Universidad de Buenos Aires, a cargo de un profesor un tanto especial que, desde mi punto de vista, en un intento por desburocratizar la enseñanza, hace cualquiera.

Ojo, digo "desde mi punto de vista" porque a la mayoría de mis compañeros esta enseñanza alternativa que incluye clases en ronda, juegos, trabajos en grupo, presentaciones de los alumnos y un pequeño stand up periódico por parte del docente, le encanta y lo aplaude. A mí, sepan disculpar, me produce cierta desconfianza. La buena onda en exceso suele producirme algo así. Lo lamento.

Y bueno, en medio de esta situación (léase: yo tratando de disimular que todo está bien y que me cae re bien lo que está pasando), el profesor menciona que él es experto en Coaching Organizacional y Neurolingüística y saca un libro para recomendar. Habla de un tal Estanislao Bachrach, biólogo y escritor de "Ágil Mente". Después nombra que este chabón dio hace poco una charla en las conferencias TED.

En ese momento sentí que me encontraba en una realidad paralela. Tuve que cerrar y abrir los ojos varias veces para confirmar que estaba en un aula de la UBA, asistiendo a una clase de una materia incluida dentro del plan de estudios de Ciencias de la Comunicación. Por desgracia, efectivamente eso estaba pasando y la desubicada, en todo caso, era yo.

Pero vayamos por partes, porque me hago lío.

1. El tipo es experto en Coaching Organizacional y Neurolingüística 
Esta cuestión, aunque parezca un dato biográfico, no lo es. Si hay una palabra que me indigna mucho es "coaching". Primero, porque es un anglicismo y me rompen las pelotas los anglicismos. Segundo, porque la idea, desde el vamos, es totalmente siniestra. La función del coach empresarial no es, ni más ni menos, que la del adoctrinador. Un coach no hace otra cosa que lograr que el empleado labure de la forma más eficaz posible y, sin embargo, esté "a gusto". Charlas motivacionales, talleres, seminarios, actividades al aire libre y todas esas giladas que organizan estos expertos son eufemismos. El fin está claro y es uno solo: anular el cuestionamiento y lograr que el individuo contratado se enamore de su trabajo. ¿Y qué pasa cuando nos enamoramos? Nos volvemos unos pelotudos. Y no sólo no vemos con malos ojos dedicarle 12 horas seguidas a una tarea encomendada (cuando nos pagan por 8), es decir, que nos exploten de manera obscena, sino que somos los mismos impulsores de esa explotación.
¿Qué consecuencias trae esto? No sólo mayores ganancias para las empresas sino también la supresión de la lucha por algún derecho, por un mejor sueldo o por una disminución de la jornada de trabajo. Y ni hablar de pensar en la revolución.

2. Estanislao Bachrach dio una charla TED
Esta parte del post es la que más me gusta porque hace rato tengo ganas de descargarme contra estas charlas. Tecnología, Entretenimiento y Diseño son las siglas de TED, una organización cuyo lema es "Ideas dignas de difundir". El formato tuvo mucho éxito en el mundo, de hecho hasta marzo de 2011, las charlas han sido vistas más de 400 millones de veces y han sido traducidas a 80 idiomas. Sin embargo, a pesar de que a simple vista parezca un proyecto apuntado a difundir conceptos transgresores y desestabilizantes, hace todo lo contrario. Desde el vamos, hay un problema, y es la organización. Todas las charlas tienen como orador a un tipo que -por H o por B- hizo algo interesante en la vida o desarrolló alguna teoría innovadora y por eso lo llamaron para que charle. Pero ¡qué paradoja! las charlas no son conversaciones sino monólogos que -por su formato- me hacen acordar al sermón de un pastor evangélico o a la homilía de un cura. Uno adelante hablando, preguntándose y respondiéndose a sí mismo y todo un enorme auditorio sentado, escuchándolo. Si ahí hay algo de novedoso que alguien me venga a explicar qué es. Y todo esto sin mencionar que, si bien se dicen una organización sin fines de lucro, están esponsoreados por Intel y demás marcas. ¿Ellos también pensarán que están usando a Adidas?

3. Ágil Mente, de Estanislao Bachrach. 
Según explicó el profesor y yo, luego, ahondé, el libro explica que existe la posibilidad de hacer que el cerebro aprenda a funcionar "más creativamente" y logre acceder a todo su potencial. Todo, abordado desde la neurociencia.

En principio, el parentezco de este best-seller con la bibliografía de autoayuda me parece inevitable. La idea de "tú puedes pensar igual que los genios y gurúes del mundo" me parece, un tanto, tétrica. Tétrica porque intenta vender (cuando digo vender no es metáfora, el libro cuesta 125 pesos) la mentira del éxito al alcance de la mano y además, invisibiliza los condicionamientos de clase, sexo, territorio y otros miles de factores. Ejercitar la mente está buenísimo, pero si tenés menos guita que hijos seguís igual de complicado. Además, insiste en la idea de potenciar la mente para lograr mayores objetivos. La pregunta es... ¿mayores objetivos para quién? evidentemente, este libro es funcional a la clase dominante: mejorá, sé más eficaz, lográ mejores resultados en menor tiempo y reproducí (en imperativo se escribe así) más rápido las bases del capitalismo. Esto se verifica cuando pensamos quiénes sustentan esos estudios neurocientíficos que se realizan y con qué fines los hacen. Que la ciencia está subsumida y sustentada en su mayoría por el poder económico no es algo nuevo. Como tampoco lo es que todos las nuevas tecnologías o descubrimientos en materia científica también lo están.

La combinación de estas tres cuestiones me hizo mucho ruido. Sobre todo, porque en la carrera se ven autores como Marx, Gramsci, Foucault, etc., que intentan dilucidar estas cuestiones y llevar una mirada más real sobre las relaciones materiales de existencia en la actualidad. Algo que, parece, se te olvida cuando estudiás coaching.


Siempre hay un capítulo que explica todo