miércoles, 23 de diciembre de 2009

Que quede claro

4 sardinas opinaron
"Hacerse fan" en las redes sociales de proyectos humanitarios, pluralistas o que protegen el medio ambiente no te hace mejor persona.

Unirte a grupos que predican igualdad y escandalizan la discriminación es lo mismo que quedarte de brazos cruzados ante estas problemáticas.
Es apagar los gritos de tu conciencia con participaciones ilusorias.

Es creer en el mito de que con adherir "ya estás haciendo algo". Y no. No estás haciendo nada, nada más que alimentar al mismo sistema que permite las injusticias que pretendés erradicar con esa simple adhesión.

Por último, y que quede claro, tampoco sos más cool dándotela de ecologista. Pero eso lo dejo para otro momento.



"Charlar y hacer son cosas diferentes, más bien antagónicas"
Karl Marx

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Tensiones en la vida cotidiana

3 sardinas opinaron
Escena: Cybercafé, 16 hs.

Tres computadoras en línea, yo sentada en una de ellas. En el medio un hombre de 30 años, en el otro extremo, dos adolescentes.

Todo marchaba bien, hasta que de repente el hombre (que de ahora en adelante llamaré T) rompe el silencio y le dice a una de las chicas (que será B):

T: Disculpame, ¿te puedo hacer una pregunta?
B: Sí... (tímidamente)
T: ¿Por qué estás dele mirar mi computadora?
B: No... estoy mirando el reloj... (casi no se le escucha la voz)
T: No te hagas la boluda, ¿te pensás que yo nací ayer?
B: (Se queda callada, parece tan asustada como yo)

Mucha tensión en el ambiente. Todos comenzamos a sospechar de todos. Yo del hombre, el hombre de la pibita, la pibita tal vez de mí.

Nada era lo que parecía en ese lugar.

De pronto una inusual curiosidad se apoderó de mí. Iba a arriesgar mi vida, pero necesitaba saber qué estaba mirando T, cuya sola presencia ya me producía terror.

Tenía miedo. Si me pescaba me iba a comer el papelón de mi vida. "Vos ya no sos una adolescente", me decía. Pero me era inevitable. Tenía que saber qué ocultaba T.

Después de varios intentos y procurando no quedarme bizca, sorprendida por fin lo logré: al final, tan solo estaba... ah, no, ahora no les digo ni en pedo!

lunes, 14 de diciembre de 2009

Ejemplares únicos

2 sardinas opinaron
7:30 am. Santa Fe y Godoy Cruz.
Hombre de no menos de cincuenta años vistiendo una remera de 100%lucha: incategorizable.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Ey! 30.000 desaparecidos

1 sardinas opinaron

"Vivimos en sociedades políticamente democráticas pero socialmente fascistas. O sea: está emergiendo una nueva forma de fascismo que no es un régimen político, sino un régimen social"

Boaventura de Sousa Santos

Mientras que por un lado...





Progamas y Proyectos del PRO:

Ley Nº 355
Art. 1º: Declárese el 24 de marzo de cada año como el Día de la Memoria en homenaje a todas las personas que sufrieron persecuciones, encarcelamientos, muerte o desaparición durante la represión llevada a acabo por el terrorismo de Estado.
Art. 3º El Poder Ejecutivo de la Ciudad a través del Ministerio de Educación, incluirá el 24 de marzo de cada año en el calendario escolar de los distintos niveles el dictado de clases alusivas a los golpes de estado y a la consecuente ruptura del orden constitucional y la violación de los Derechos Humanos, fortaleciendo los valores del sistema democrático y sus instituciones.

Fte:
Sitio web Gobierno de la Ciudad


Por otro...

Entrevista al reciente Ministro de Educación de Buenos Aires, Abel Posse, designado por el Jefe de Gobierno Mauricio Macri.


"Los Kirchner lograron demoler el básico esquema constitucional de orden público y de ejercicio de la fuerza exclusiva del Estado para cumplir con la misión esencial de reprimir (que, según la Real Academia, significa "contener, refrenar, templar o moderar".) Reprimir es obligación del Estado en cuanto "contención en acto del delito inminente". Se enfrenta al delincuente para garantizar la vida del ciudadano con sus libertades (la de circular libremente, por ejemplo) y sus bienes.
Entró, se filtró, o lograron infectar con un virus ideológico la garantía elemental de seguridad. Impusieron la visión trotskoleninista de demoler las instituciones militares y la policía, como vengándose de los años setenta, cuando una minoría se alzó contra el Estado para imponer una revolución socialguevarista, ajena y aislada ante la inmensa mayoría, empezando por el mismo Perón, los sindicatos y los partidos."



Fte: La Nación.

.......


Creo que ya es hora de dejar de culpar al resto.




jueves, 10 de diciembre de 2009

Problemas de inscripción

2 sardinas opinaron
Una vez que diviso una remera con alguna inscripción, no puedo sacarle la vista hasta terminar de leerla en su totalidad.

Y la verdad que es un problema. Porque me pasa en todo momento y -quizás especialmente- con la gente extraña. Muchos, y con razón, se han sentido incómodos en ocasiones, y no han disimulado las expresiones faciales -algunas de lo más graciosas - que dan lugar a este tipo de interpretaciones. Los más presumidos hasta han pensando que mi mirada llevaba consigo otras intenciones.

Sin embargo, es algo que no puedo controlar, así como la pérdida de bufandas y pañuelos a la que en posts anteriores me referí.

También, en función de lo que diga la remera, inevitablemente se apodera de mí una impresión sobre aquella persona. No necesito ni siquiera escucharle la voz para ubicarlo en alguna de las siguientes categorías (por orden de gravedad):

IDIOTA Es el que lleva palabras en italiano, o alguna frase tonta que aluda a la cerveza o al sexo: Ej: "El exceso de cerveza nubla la vista"
También entran en este nivel los que llevan remeras con palabras en inglés repetidas: "LOVE-LOVE-LOVE-FUCK-FUCK-FUCK" (?)

SE QUIERE HACER EL COOL Este tipo de remeras se venden en Plaza Serrano. En nombre de la originalidad justifican vestir cualquier ridiculez. Ej: "Fue él" con una flecha apuntando hacia la izquierda. Patético.

NO TIENE IDEA LO QUE DICE SU REMERA Frases en inglés sin sentido alguno, ni siquiera leyéndolas entre líneas.

Las remeras que responden a la categoría "aceptable" son pocas, y por lo tanto, también son las más difíciles de encontrar.

Pero los normales son los menos.

Bueh, en conclusión: si me quiero comprar una remera, definitivamente la elijo sin inscripciones. No sea cosa que dé pie a que enfermos como yo, sigan formulando hipótesis de lo más desacertadas.

sábado, 5 de diciembre de 2009

¿No?

7 sardinas opinaron
Hay días enteros que valen la pena vivirlos sólo por esos diez minutos.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Todos tenemos una doble vida...

5 sardinas opinaron
y se esconde atrás de una cuenta de MercadoLibre.

Situación Nro 1:

(Facultad, primer cruce de palabras con un compañero de Taller de Datos)

Él: Así que trabajás en MercadoLibre?
Yo: Sí...
Él: Yo casi soy MercadoLíder.
Yo: Ah sí? Y cuál es tu apodo?
Él: (Se pone incómodo, y se ríe nervioso) No, no te lo voy a decir...
Yo: Eh! no te voy a hacer nada...
Él: No, no, disculpá.

La conversación continúa, aunque yo no puedo dejar de desconfiar de todo lo que dice.

Él: Este mes hice $3000 con MercadoLibre.
Yo: EY!!! pero qué vendés???
Él: No, no te voy a decir.

RARO.-

Situación Nro 2:

(Boliche, clásica escena de chamuyo)

ÉL: 27 años, psicólogo recién recibido en la USAL. Rubio, alto, no es cheto pero va bien vestido.

Él: ¿y vos laburás?
Yo: Sí, en MercadoLibre.
Él: AAAHHH!! en serio???? Yo soy usuario.
Yo: Mirá vos. Y cual es tu apodo?
Él: Uh, qué? me vas a revisar la cuenta?
Yo: Jajajaja, te voy a inhabilitar! (haciéndome la chistosa)
Él: IANFER.
Yo: IAN ¿qué?

La conversación se deriva. Me habla de que quiere abocarse a la psicología "creativa" y no sé qué, la verdad que la charla se pone interesante.

De repente se empieza a poner incómodo y suelta:

Él: Bueno ok, te tengo que decir algo... ¡VENDO PELÍCULAS PORNO!

Ya ven. Definitivamente nadie es lo que parece.

Nito Artaza está loco

2 sardinas opinaron
Estudiando...

"El deber de ahorrar se reconocerá como lo que es, un morbo más bien repugnante, una de esas propensiones semicriminales, semipatológicas que uno deja con estremecimiento en manos de los especialistas en enfermedades mentales."
John Maynard Keynes


Me causó tanta gracia que tuve que ir a contárselo a toda mi familia.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Perdón por resaltarlo...

4 sardinas opinaron
¡pero hace 3 viernes que llueve!

(Efectivamente, Soñador, esta semana mi blog se está convirtiendo en el sucesor de soyquejoso)

martes, 10 de noviembre de 2009

No quería pasar inadvertido

4 sardinas opinaron
Y sí. El mp4 tenía que partirse a la mitad un día como hoy, con 3 trabajos prácticos adentro y mi paciencia al borde del estallo.

domingo, 1 de noviembre de 2009

¡Al final pasó!

2 sardinas opinaron
Haber escrito la entrada anterior en el bog, surtió efectos inesperados.

Hoy, a las últimas horas de la mañana mi inconsciente empezó a servir para algo.

No puedo describir exactamente lo que pasó porque entre-sueños es cuando uno menos registra lo que va sucediendo a su alrededor. Por lo tanto, me abocaré directamente al nudo de lo acontecido.

Pero primero contextualicemos: para el Miércoles, tengo que llevar una idea para escribir un ensayo sobre la ciudad, último e integrador trabajo del año, cuya buena nota me otorgará la ansiada promoción y futuro olvido de la materia. Hace unas semanas que poco se me ocurría y la verdad que ya estaba preocupada.

Y acá es donde sale a escena mi desautorizado inconsciente.

De repente, en medio de un sueño, empiezo a formular una idea bastante viable para escribir el ensayo. Me despierto, y la repaso. Me duermo de nuevo. Me despierto rápidamente e intento recordarla de nuevo.
La olvido, la recuerdo, la olvido y la recuerdo en menos de 20 segundos.

Me detengo y digo, LA VOY A ESCRIBIR.

Como birome no tenía agarro el celular y...

La ciudad como un lugar de indiferencia ante la necesidad ajena, ya que se toma como ajena y no se piensa como parte de un problema de toda la sociedad.

Claramente esta vez mi inconsciente se vengó, y hasta le puso signos de puntuación.

jueves, 29 de octubre de 2009

Y no pasó

5 sardinas opinaron
Gracias al post de mi amigo Sin Palabras, me entusiasmé y yo también puse a prueba mi inconsciente.

Es así: antes de ir a dormir hay que dejar un papel y un lápiz arriba de la mesita de luz y poner el despertador a las 5 de la mañana, para que, al despertar, uno escriba algo, lo que le salga.
La idea es estimular la inspiración y la creatividad.

Ok. Puede ser que yo tuviera demasiadas expectativas, que verdaderamente esperara encontrarme con palabras reveladoras, o que buscara desayunarme con una clave fundamental para la vida. O, mínimo, el nombre de la persona a quién mi inconsciente secretamente ama.
Pero no, ni por casualidad. Nada de eso pasó.

"Hola se cayo"

¡¿Hola se cayó?!

Sí, esa pelotudez escribí a las 5 de la mañana.
Una bosta.

Ni amor secreto, ni clave de la vida, y menos, una revelación.
Lo único que puedo afirmar es que mi inconsciente muy poco sabe de signos de puntuación y tildes.

domingo, 25 de octubre de 2009

No lo posterguen

4 sardinas opinaron
Ayer fui al Teatro Ciego.

¡Completamente desestabilizante!

Es INCREIBLE lo que puede lograr la imaginación cuando carece del sentido de la vista.

De más está recomendarles que vayan.

sábado, 24 de octubre de 2009

La doble utilidad de las cosas

1 sardinas opinaron
Él tiene una habilidad:
ni bien llega, todas las cosas de la casa mutan
y se convierten en juguetes.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Créalo o no

6 sardinas opinaron
Insisto en que cuando llueve, los noticieros deben hacerse literalmente un festín, si me permiten la palabra. Algo así como "Tranquilos, ya tenemos la nota de relleno, muchachos".

Hoy, en medio de un zapping, dí con Telefé Noticias y un título símil a "Un día de... Miércoles", claramente referido a la inescrupulosa lluvia que nos visitó durante toda la mañana y parte de la tarde.

Mientras me cuestionaba dónde había quedado el periodismo de verdad, el notero de Telefé me respondía preguntándole a una señora:

-Digamé, ¿usted combina el paragüas con la ropa?

¡Ridículo! Habría que contestarle. E irse.

martes, 13 de octubre de 2009

Recíproca caridad

6 sardinas opinaron
Martes 13 de octubre de 2009. Buenos Aires, Plaza Flores. 21 horas.

La noche ya circula doblemano sobre la Avenida Rivadavia. Mientras los colectivos devuelven a sus casas a centenares de trabajadores que ruegan que acabe la jornada, el semáforo cambia al rojo, como si quisiera callar el tránsito para que se vuelquen en el silencio las nueve campanadas que ahora se escuchan, y que provienen de la Basílica San José de Flores. En frente y sobre la Plaza, el escenario comienza a transformarse. De a poco, se va formando una fila de carros cargados de cartones y papeles que llevan la recolección del día. Algunos nenes los revolotean, mientras que los mayores se sientan a esperar la llegada del camión encargado de llevarlos de vuelta, en el mejor de los casos, a algún lugar con techo.

Entre las campanas y el semáforo que ya casi está en amarillo, cuatro jóvenes que no superan los veintitantos aparecen, cargados con mochilas y termos. Claro, es martes y los cartoneros esperan algo más que el camión. Su sola presencia hace que los sentados instantáneamente se pongan de pie y les salgan al encuentro. Los reconocen y se saludan. Una de las chicas abre la mochila y reparte el primer sándwich que es bien recibido y da pie a que los menos vergonzosos ya se pongan a contar lo que tienen para decir. “Ellos están acá hasta las nueve y media, nosotros venimos un rato antes y les traemos algo para comer, también jugo y, cuando hace frío, caldo. Ya saben que los martes venimos y nos esperan… mientras comen les hacemos el aguante hasta que llegue el camión”, cuenta Martín, uno de los chicos que forma parte de lo que formalmente se denomina “La noche de caridad”, un servicio que brinda un grupo de jóvenes desde el último verano.
Cuando se les pregunta por el origen de la idea, se hace un silencio pensativo. Uno de ellos cuenta que este proyecto surgió a partir de la necesidad de ayudar, de ‘hacer algo’ que intente cubrir, por lo menos, una partecita de las infinitas falencias ajenas. Esteban, otro voluntario, agrega que lo que lo puso en movimiento fue pensar en clave de paridad: “¿cómo no hacerlo si somos todos iguales?”.

Se hacen las nueve y media y las campanas vuelven a sonar. El camión ya se aproxima y levanta los carritos – que, por cierto, parecen haberse multiplicado en pocos minutos- junto con sus dueños. Entre los presentes se empiezan a repartir saludos de despedida y como siempre, promesas de volver a encontrarse siete días más tarde.

Sin embargo, la noche de caridad recién empieza. Toman la calle Rivadavia y en el camino van encontrando a otros que también parecen estar al tanto de lo que, últimamente, traen consigo los martes. Van repartiendo la comida, se sientan, charlan y les dejan a todos una sonrisa en el rostro: “es muy bueno esto que hacen”, les grita un hombre, antes de dar su primer mordisco. Mientras tanto, Martín nos cuenta que, si bien con lo que primero se encontró fue con la injusticia y la desigualdad desparramadas por todas partes, lo que más lo sorprendió “fue que me dijeran ‘gracias’”, asegura, intentando disimular la emoción que se le delata en la voz. Tiene razón. Es llamativo que ni hasta el más arisco olvida pronunciar esas siete letras luego de recibir el primer sándwich o de disponer, quizás, de un oído atento.
Cruzan Pumacahua y se acercan a la Parroquia Nuestra Señora de Lourdes donde casi diez personas también los esperan. La reacción es la misma: un caluroso recibimiento mezclado con desbordantes ganas de compartir. El “gracias” vuelve a ser el leimotiv del encuentro. Se quedan un rato, preguntan, escuchan sus historias y el tiempo empieza a correr como en una maratón. Sin que se den cuenta ya se hicieron casi las once y media y todavía sobran un par de sándwiches. Es la última parada, así que pueden repartirlos todos.

Los servidores de “La noche de caridad” aseguran que es mucho más lo que reciben que lo que dan: “el fin no es darles la comida, porque en comparación a sus necesidades, es una miseria lo que les damos… pero lo que mantiene prendida la llama es justamente la reacción de la gente. Es increíble lo contentos que se ponen cuando nos ven, se ríen, están ansiosos…Al final, lo que les damos es mucho más que un sándwich; es alguien con quien hablar, en quien confiar, compañía. Y ellos nos lo devuelven todo multiplicado cien veces por esperanza”.

Procurando que ninguno quede sin comer, de a poco empiezan la retirada. Entre besos y abrazos se dicen convencidos “hasta el próximo martes”, y finalmente los cuatro emprenden el camino de regreso a sus hogares, con las mochilas menos cargadas e intentando aprender lo que esa noche la calle intentó enseñarles.



(Marto y Soñador: perdón y gracias!!!)

lunes, 12 de octubre de 2009

I de indignada

2 sardinas opinaron
Si la mayoría de las mujeres son histéricas y vuelteras
es porque la mayoría de los hombres las prefieren así.
Y punto.-

viernes, 9 de octubre de 2009

¿Alguien me ayuda?

7 sardinas opinaron
¿Cuál es la respuesta políticamente correcta a un elogio?

No es que me anden halagando todo el tiempo pero... aaaaah, no hay cosa que me ponga más incomoda que un cumplido. Ojo, no es que reniegue de ellos, el problema es que me desestabilizan completamente. De repente, la mina combativa, que va de frente y se defiende de cualquier tipo de ataque, se derrite ante una de esas expresiones, quedando totalmente desarmada y con la mente en blanco.

Además, aunque lo intente, nunca encuentro una respuesta satisfactoria.

¿Gracias?, suena desinteresado.
¿Vos también?, cursi y de compromiso.
¿Ay, por favor, nada que ver?, falsa e irritante modestia.

Juro que estuve probando pero nunca la pego. La mayoría de las veces la gente se queda disconforme, como decepcionada.

Por eso, ya sólo sonrío y cambio de tema.

No sé, quizás tenga que aprender a pensar menos.

martes, 6 de octubre de 2009

Refutación a “Las 8 máximas fundamentales para el levante en un boliche”

9 sardinas opinaron
1) El hombre se acerca, la mujer espera
Ya empezamos mal. Yo me pregunto, ¿quién dijo que el de la iniciativa tiene que ser el macho? Esa postura ya completamente legitimada de la mujer, a esperar a que el hombre se digne a buscarla va en contra de cualquier avance que se quiera producir a nivel social. ¿Dónde quedaron las teorías feministas que difunden un mundo de igualdad entre el hombre y la mujer? Me parece que es hora de que el hombre deje de tener el rol central en la conquista y que el sexo femenino salga al encuentro de aquel tímido y perdido muchacho.

2) El chamuyo siempre empieza igual

“Hola, tu nombre, linda?”
“Fernanda”
“Ah, Javier, cómo estás? y… venís siempre a este lugar?”
Quizás las mujeres se sientan más identificadas con esta segunda máxima, y por eso en nombre de todas les pido un favor: SEAN ORIGINALES!
¿No están hartos de escuchar charlas demasiado predecibles sobre la vida del otro? Se torna aburrido que en una misma noche pregunten 15 veces el nombre, 12 qué carrera estudiás y que 18 traten de hacer caer a una pobre ilusa con el conocido cuento “Yo a vos te tengo de algún lado…”
Por eso muchachos y muchachas bolicheras, innoven! Desestructúrense y combinen una dosis de simpatía con otra de originalidad, pasen y pregunten cosas inesperadas, como por ejemplo: “Hola, ¿sos politólogo?”, el factor sorpresa es indispensable para captar la atención del que se quiere conquistar.

3) El “te presento a un amigo” forma parejas
Esto sí que no va más. Es indignante. Que un amigo sea el intermediario de un levante baja puntos. Que él o ella sean tímidos no significa que otro tenga que tomar las riendas de su vida y empujarlo a la cacería. Vos me podrás decir, “lo estoy ayudando..” pero no, no lo estás ayudando a nada, más que a tener la obligación de hacerse el simpático con una señorita que él no hubiera elegido y que definitivamente no es su tipo… El verdadero avance será cuando dé el paso por sí mismo y de eso se encarga el psicólogo.

4) Si están más de 5 minutos hablando y no pasa nada, es una histérica
Esto me pone mal. No entiendo por qué no se puede hablar un rato tranquilamente con alguien en un boliche y que tus amigos no te estén mirando haciendo señas irreproducibles y completamente tergiversadas de la realidad. Además, parece que no se puede casi responder a la pregunta “tu nombre?” sin firmar un contrato de compra-venta con el muchacho en cuestión. Digámosle que sí a conocer a una persona en un boliche por el simple hecho de conocer gente, de entablar una relación social, de hacer uso de la lengua, pero sólo para intercambiar algunas palabras y reírse un rato… todo eso sin la carga de llevar el sobrenombre “histérica” a todos lados!

5) Las exageraciones son infalibles (ej: “Me enamoré”, “Me caso”, etc.)
Es increíble como se va proliferando esta forma de cortejo. Esas frases exageradas y obviamente mentirosas de haber experimentado un amor verdadero a primera vista no son un buen camino para el levante. Las mujeres pueden esbozar una sonrisa pero en general, PASAN DE LARGO y por dentro no hay una que no piense “qué boludo”. Así que un consejo: cuando salgan el sábado para el boliche, la cursilería déjenla en casa, y actúen como seres relativamente normales; en el pasado quedaron las mujercitas ingenuas.

6) No existen las charlas inteligentes en un boliche
Esto va bastante de la mano del ítem número 4. Me da bronca que no se pueda entablar una charla más o menos coherente con la persona del sexo opuesto en un ambiente de boliche. Religión, política, sociedad, son temas con alto grado de opinología que nos ayudan a poder comprender cómo piensa el otro, y creo que nos dice un poco más que lo que puede proporcionarnos saber el signo del zodíaco, si tiene ascendente en Marte o si nació en año bisiesto. Una charla interesante nos brinda un buen momento a pesar de que no pase nada entre los participantes y nos demuestra que no hemos perdido el tiempo, sino que hemos encontrado alguien inteligente al que estaría bueno pasarle el correo electrónico.

7) La edad/profesión/cantidad de hijos se maneja según la conveniencia
Decandente. Mentir indiscriminadamente es de las cosas más bajas del humanoide y esconde una suerte de inseguridad interna impresionante. Chicas y chicos, no se mientan… acéptense como son y si con 26 nos cruzamos con una de 17… y bueno háganselo saber, seguro va a dar más razones para la risa que predicar unos dudosos 22 años y medio. Además, razonamiento simple… ¿cómo mantener luego aquella falsa información como verídica? Es un trabajo dificil y enfermante que no tiene sentido. Sé vos y mandate así, la nobleza es uno de los valores más codiciados en esta vida.

8) Ser amigo del barman suma puntos
En esto no voy a generalizar porque quizás me equivoque, y mi opinión no sea la de la masa. Para esto voy a recurrir al filósofo griego Aristóteles y sus silogismos:
EL BARMAN ES UN BOLUDO
LOS AMIGOS DEL BARMAN SON UNOS BOLUDOS
VOS SOS AMIGO DEL BARMAN
CONCLUSIÓN: VOS SOS UN BOLUDO
Con todo respeto a los barmen que estén leyendo lo aquí detallado, lamentablemente, les cuento que me he cruzado con unos ejemplares de su especie que bastante dejan que desear. Ser amigo del barman, por lo tanto, no es sinónimo de “tenerla clara”, NO. Al contrario, es algo así como adherir a la vida sinsentido y desordenada de una persona que cree que la “vida pasa por tener guita para salir los findes” y jugarla de ganador. Por lo menos a mí, me causan repulsión este tipo de muchachos y, aunque me regalen 3 speed con melón yo prefiero al chico clásico que quizá no puede invitar un trago pero que tiene la mentalidad un poquito más amplia.

lunes, 5 de octubre de 2009

Al cabo que ni quería

1 sardinas opinaron
¡No me pregunten por qué!

Pero últimamente todo lo relaciono con el chavo.

He ahí el más valiente

0 sardinas opinaron
Detener y detenerse. Y en eso observar. Y observarnos. Paralizar momentos. Hacerse a un lado, perder tiempo. Callar. Descubrir en el silencio una sola voz. Escuchar. Llorar, reír, cantar.

sábado, 3 de octubre de 2009

Asalto a lo ineludible

1 sardinas opinaron
Cerró el cajón y ni siquiera el sonido del golpe, seco y violento, lo devolvió a la realidad. Era de tarde, cuando el mundo parecía haber frenado su funcionamiento habitual. A su alrededor, sólo se sentía el ruido del silencio, ese sonido que aparenta esconderse y que a la vez, no deja de ser inminente, como la lágrima que ahora se le asomaba sin pedir permiso.
En ese clima había estado mirándola durante varias horas. Su rostro, tan frío y sereno, tan distinto a la última imagen que de ella había guardado en su memoria. Sus manos, más prolijas que de costumbre, su calidez de siempre, tan ausente. La irreversibilidad del presente lo desafiaba con recuerdos que parecían vividos por otro. Lo asaltaba con preguntas sin respuesta, con enigmas indescifrables que resonaban una y otra vez en su cabeza.
Él tenía miedo de que algún día ella se le borrara de la memoria, por eso, mientras observaba su boca, intentaba repasar uno a uno los besos que se habían regalado, y a cada uno le dedicaba dos o tres minutos, reparando en los detalles que los hacían diferentes al resto. Días atrás también los había invocado, pero esta vez se miraba a sí mismo desde afuera, extrañado, constatando cómo, en aquella entrega, su persona recobraba la inocencia y la sencillez que su sola presencia le contagiaba y que ahora, su recuerdo parecía devolverle.


Siempre pensó que ellos eran diferentes al resto de las parejas comunes y corrientes. Ella, tan espontánea, siempre se las arreglaba para sorprenderlo. Como aquel día de lluvia que, entre tostadas con mermelada y submarinos, le dijo


-¿Qué tal si cada vez que nos despedimos dejamos una consigna, una tarea para pensar? Claro, por ejemplo, una pregunta que deberíamos responder y compartir la próxima vez que nos encontremos. Nos podemos turnar para elegirla, pero siempre tenemos que pensar los dos. ¿Qué te parece?

Le era imposible negarse ante el brillo de sus ojos, reflejo del entusiasmo que le causaba haber encontrado algo que podía ser sólo de ellos, un juego al que únicamente podía jugarse de a dos. Sin chistar, religiosamente y antes del beso final, uno de los dos proponía un interrogante al que ambos se comprometían intentar dilucidar.

Bueno, algo así había sucedido la noche anterior. Habían ido al cine, y ella se había emocionado más que de costumbre. Un minuto antes de despedirse, él había tenido que recordarle que era su turno, ella debía formular la infaltable pregunta. Le insistió un rato hasta que finalmente la soltó, como si se le escapara entre los dientes:
-¿Es inevitable olvidar?

Con esa frase se había dormido y era la que ahora le resonaba en la cabeza, demorando una respuesta que cada vez se hacía más lejana y que hasta le daba miedo encontrar.

De repente lo atacó ese sentimiento que siempre le causaron las injusticias. Hasta ese momento, no sabía que cuando éstas tocan de cerca, la impotencia se intensifica, la desesperanza se vuelve común denominador y los pensamientos son vías infinitas, rutas sin horizonte. Volvía una y otra vez a recordar su voz, sus labios esbozando las últimas palabras que de ella escuchó. ¿Era inevitable olvidar?

De golpe, el sonido de la puerta irrumpió entre sus pensamientos y, seguidamente, una voz lo interpeló. Obnubilado buscó rápidamente internarse en la realidad. Miró a su alrededor y advirtió que la tarde ya había perdido la batalla. La oscuridad de la noche se había abierto paso para que comience el retorno a su casa. Su mente era un incansable proyector de su rostro, de su naturalidad. Como en un film, iban sucediendo una tras otra las escenas en las que ella y él – que no era él, sino que era él-con-ella - eran protagonistas.
¿Sería imposible no olvidarla?
Con el tiempo se daría cuenta de que seguramente ella creía que sí y que por eso, había elegido como cielo, eternizar su alma en su memoria.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Pérdidas irrecuperables

4 sardinas opinaron
Si en algo puedo considerarme ducha, es en el arte de perder bufandas, pañuelos o cualquier objeto similar que suela usarse en el cuello. Me excede, no puedo controlarlo. Para colmo, ser conciente de esta peculiar tendencia no facilita nada. Basta que me descuide un momento para que zas! en algún lugar los olvide o se caigan sin pedir permiso. La impotencia, la ira y la desilusión corren por mis venas cuando un episodio de ese tipo se cruza y logra desestabilizar mi rutina.

Otra vez, otra más.

Este invierno ya perdí una bufanda y la semana pasada un pañuelito. Para colmo, esta primavera que no llega pone en serio peligro al resto.

De vez en cuando me sorprendo pensando dónde estarán, preguntándome si alguno las habrá rescatado...

Seguramente.

Y así sigo, caminando y aparentando no añorar su compañía.

martes, 29 de septiembre de 2009

a-tempo

3 sardinas opinaron
Fue un momento que el tiempo no pudo medir.
Ni siquiera la lógica intentó explicar.
Fue un arrebato a la cordura, un instante disfrazado de paz.

Éramos dos y con eso bastaba.
Éramos dos y dudábamos de que fuera real.

Nunca entendimos bien qué fue, nunca supimos a quién culpar.

Me conformo con creer que no era más que la vida, cruzando en rojo y con las zapatillas embarradas de felicidad.

lunes, 28 de septiembre de 2009

A-las indómitas

5 sardinas opinaron
Si yo me encontrara con un genio de la lámpara que cumpliera deseos, ya sé cuál sería el primero.
Le pediría el control sobre el tiempo de aparición de mis ideas. Sí, como leen, quiero el total dominio sobre ellas y sus tan particulares momentos para entrar en escena.
Serían inconmensurables los múltiples beneficios de poseer ese poder. El poder de decir una palabra o una frase (quizá algo así como “abracaideas” o esas expresiones que usan los magos) para que esa ocurrencia se abriera paso entre mis pensamientos y se volcara en un papel, en los oídos de alguien o simplemente en el silencio. Apenas pensar en esto me hace experimentar el gustito de las provechosas consecuencias de tal habilidad.
Evitaría una cantidad infinita de situaciones incómodas en las que la circunstancia amerita la locución de algo que esté a tono y sea ingenioso, algo que deje a todos atónitos, una idea, una idea que nunca llega en el momento apropiado. Dejaría de maldecir por encontrar las palabras justas y las ideas novedosas, tres horas, cinco días o dos años después, cuando ya no tienen razón de ser, y por eso vienen como se van, dejando ese olor -y tan sólo el olor- a perspicacia, a agudeza mental, inútil ya. Dejaría de rendirme al insomnio por culpa de esas indómitas, que aparecen y no dejan descansar, y mientras más quiere uno deshacerse de ellas, más se proliferan y resulta imposible entender cómo puede haber tanto lugar para alojarlas a todas…

Y bueno… hasta que me encuentre con el genio, este blog será el lugar donde serán enlatadas.


A ver si así las empiezo a dominar…