Por Rodrigo Álvarez
Una sardina no debate, sino que expone, refuta y concluye.
Se subraya lo último: CONCLUYE.
Una sardina nunca pierde. A lo sumo empata o se retira, a
veces por aburrimiento, a veces por agotamiento. Pero no pierde. Nunca. ¿Quedó
claro?
Una sardina tiene que entender todo. Una frase, una cita,
una referencia, etc... Un chiste no entendido, una oración sin sentido
aparente, cualquier cosa que no se comprenda del todo, lleva a una búsqueda frenética del sentido original del autor. Y si ese sentido
encontrado por su propia cuenta no cierra, no convence, se va a la fuente
directamente. El tema es que nada puede quedar fuera de la comprensión de una
sardina.
Una sardina tiene un método particular de análisis y
pensamiento. Al parecer, las percepciones del mundo que una sardina realiza con
una agudeza pocas veces vista, se basan en los autores que
en ese momento habitan su escritorio. Los fundamentos y justificaciones que una
sardina encuentra a los temas más profundos de la vida, varían según las épocas.
Más allá de la omnipresencia de Foucault (oh, gran señor que todo lo ves), diferentes pensadores, de acuerdo a lo que esté leyendo en ese
momento, van interviniendo en la base teórica de sus observaciones cotidianas.
Una sardina cuando tiene una idea la justifica. No, no entendieron: la JUS-TI-FI-CA. El 100% de su capacidad
analítica, sus energías, sus argumentos, todo, estará al servicio de esa
justificación. Buscará planes, excusas, citas, libros, autores, todo lo que
esté a su alcance para, mientras dure la justificación, llevar agua a su
molino. Es probable que luego de un tiempo se olvide de esa justificación. Pero
no importa. Lo importante fue que el punto, la idea, en el momento adecuado, en
tiempo y forma, contó con su atención, y fue debidamente justificado.
Una sardina es ansiosa. Mucho. Sin embargo, es paradójico
que cuando tiene un punto, cuando quiere decir algo, sabe ser paciente. Espera,
como una leona espera a su presa. Y planea toda su línea argumental para llegar
de manera en apariencia natural y casual a ese punto en cuestión. Claro que
también la idea puede salir de golpe, y sin ningún tipo de preaviso. Si no, no
sería una sardina.
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