miércoles, 30 de septiembre de 2009

Pérdidas irrecuperables

Si en algo puedo considerarme ducha, es en el arte de perder bufandas, pañuelos o cualquier objeto similar que suela usarse en el cuello. Me excede, no puedo controlarlo. Para colmo, ser conciente de esta peculiar tendencia no facilita nada. Basta que me descuide un momento para que zas! en algún lugar los olvide o se caigan sin pedir permiso. La impotencia, la ira y la desilusión corren por mis venas cuando un episodio de ese tipo se cruza y logra desestabilizar mi rutina.

Otra vez, otra más.

Este invierno ya perdí una bufanda y la semana pasada un pañuelito. Para colmo, esta primavera que no llega pone en serio peligro al resto.

De vez en cuando me sorprendo pensando dónde estarán, preguntándome si alguno las habrá rescatado...

Seguramente.

Y así sigo, caminando y aparentando no añorar su compañía.

4 comentarios:

  1. te los robe yo,, estan todos en mi cajon,,, muajajajaja!

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  2. Pensá que quizás, alguna persona que tenía frío y no tenía con qué abrigarse las encontró... Hiciste un bien sin mirar a quién...

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  3. malditas patanas!!!


    jajajaja
    groso el blog, ya mismo te agrego en mi lista :P



    PAZ!

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  4. Quizás tu inconciente quiere perderlas, así podrás comprarte otra y renovar tu look... Acaso a las mujeres no les gusta cambiar constantemente?
    nose pensalo, hablalo con tu analista..de sistemas..

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