¿Me creen si les digo que me quedé ayer hasta las 4 de la mañana haciendo esto?
Todo con A
Todo con A
Aquel atardecer, Andrés alentaba al Albo, augurando aplastar a Arsenal. Ardía Avellaneda. “¡Aguante Albo! ¡Aguante Albo!”, aclamaba Andrés. Alrededor, abanderados adictos al Albo acompañaban. Alejandro Apo apostaba: “Arsenal abrochará al Albo”. “Alcahuete”, aseguraba Andrés.
Arsenal aparentaba astucia. Apenas apareció, advinieron aturdidores aplausos. Atractivas amigas arribaron agitando. Alentaban al Albo ardientemente. ¿Acaso Agustina andaba acompañada? Afirmativo. Ariel abrazaba apasionadamente a Agustina. Arrollador asedio. Angustiado, Andrés anhelaba adquirir algún antifaz. Agustina arrancó: “Andás acá”. “Aparentemente”, arremetió Andrés. “Ariel, Andrés. Andrés, Ariel”, afirmó Agustina. “Ajá”, alegó apático. Andrés amaba a Agustina, aunque ahora ansiaba acribillarla. Ariel aseguró avanzar a adquirir algún aperitivo; Agustina asintió.
Albo asomó. Avalancha. Andrés agarró a Agustina. Accidentalmente, acabaron aplastados, apretados. “Acabar así amerita alguna acción”, aprovechó Andrés. “¡Alto! Andrés... ¿acaso aspirás a algo? Aposté a Ariel aguardando abandonar aquel ahogo…” Andrés acalló a Agustina asegurando: “Agus, aprendí a amarte”. Agustina abrazó a Andrés, abatida. Arsenal aprisionó al albo.. ¿afectaba? Ahora Andrés admiraba alhelíes.
Arsenal aparentaba astucia. Apenas apareció, advinieron aturdidores aplausos. Atractivas amigas arribaron agitando. Alentaban al Albo ardientemente. ¿Acaso Agustina andaba acompañada? Afirmativo. Ariel abrazaba apasionadamente a Agustina. Arrollador asedio. Angustiado, Andrés anhelaba adquirir algún antifaz. Agustina arrancó: “Andás acá”. “Aparentemente”, arremetió Andrés. “Ariel, Andrés. Andrés, Ariel”, afirmó Agustina. “Ajá”, alegó apático. Andrés amaba a Agustina, aunque ahora ansiaba acribillarla. Ariel aseguró avanzar a adquirir algún aperitivo; Agustina asintió.
Albo asomó. Avalancha. Andrés agarró a Agustina. Accidentalmente, acabaron aplastados, apretados. “Acabar así amerita alguna acción”, aprovechó Andrés. “¡Alto! Andrés... ¿acaso aspirás a algo? Aposté a Ariel aguardando abandonar aquel ahogo…” Andrés acalló a Agustina asegurando: “Agus, aprendí a amarte”. Agustina abrazó a Andrés, abatida. Arsenal aprisionó al albo.. ¿afectaba? Ahora Andrés admiraba alhelíes.
Vos decís que mi entrada sobre los recitales a los que fui no va a cambiar al mundo?
ResponderEliminarCon Johny nos surgió una duda que, tal vez, vos puedas despejar: Cuál es la definición de periodista? Cómo decís quién es periodista? Hay muchos que están en el límite. Santo, María Laura, Andy... no son conductores? No se. Necesitamos que nos expliques
Aguante Armar Alboroto
Remitite a comentar sobre la entrada, Cristian
ResponderEliminar(eso es armar bardo)
Si no tienes nada bueno para decir, mejor no digas nada
ResponderEliminar(ESO es armar bardo)
Ahora anda acalorado. Arma alusiones alebosas a Arjona, Almendra, Árbol. Allí alienta a Albo:
ResponderEliminar"Aca, ahora, a alentar. Amar a Albo, afirmando aguantar..."
Claramente, la A (de Aniela, ponele) es la mejor de las letras del abecedario.
ResponderEliminarY, claramente vos sos la mejor de las sardinas.
Sin almizcle, no vale nada...
ResponderEliminar¿Cómo es eso de andar afirmando que hincho por Arsenal?!?!?!?!'
ResponderEliminarTe ví el otro día Sardia, pero te escabulliste por entre los pasillos antes de que pudiera saludarte!!!
Sos una genia!!
ResponderEliminarme hiciste divertir, porque encima es una historia entretenida.
el otro día vi un blog que era sardinas en el desierto y me acordé de voos.
Ay Ana Ana... Jajajaj.
ResponderEliminarTe quedó genial Sil.