Si algo me dejó este último tiempo en el que se vivieron ya tres vedas, dos elecciones y una en puerta, es que la democracia contribuye a desunir parejas consolidadas. Y sobre todo en esta era.
Así, durante un mes, armar una grilla que esté divida por cuatro: izquierda, derecha, gorila, peronista. E ir ubicando al otro según sus opiniones. Parece una boludez, pero quizás sirva para evitar encontrarnos en 2015 viviendo con un gorila… ojo.
Una vez que se saque el perfil político-ideológico del sujeto evaluado y pueda ser contrastado con algún candidato hay que compararlo con el propio. Para ello, diseñé un test de compatibilidades, con el objetivo de advertir el porcentaje de posibilidades a futuro que tiene la pareja de prosperar. Aviso: ubiqué a Cristina como opción fija porque el 50% de la población así lo determinó.
Test de compatibilidades
No, no es que me haya pasado a mí particularmente, pero a ver, pensemos. Si hubo algo que definitivamente implantó el kirchnerismo (y que no es la militancia juvenil, ni la vuelta de la discusión política a la mesa del domingo) es, básicamente, el antikirchnerismo. Y con esto, la polarización de la política. Si votás a Cristina, detestás a Duhalde y Rodríguez Saá te parece patético. Si votás a Alfonsín, hablás de la dinastía K y a la presidenta le decís yegua (junto a otros muchos adjetivos calificativos del estilo). Entonces… ¿qué pasa? Esta efervescencia propia del proceso electoral comienza a sacar a la luz ciertas cuestiones que permanecen la mayor parte del tiempo dormidas y que tienen que ver con la ideología. Ok, entiendo que a la mayoría de las personas no les interesa la política, pero hay una cuestión ineludible: todos tenemos que votar (bueno, todos no, Macri no votó, pero está clarísimo que Mauricio no es 'todos'). Vuelvo: todos votamos y en ese momento, aunque no queramos, nos ponemos de uno u otro lado de la cancha: K o antiK. Nacional y popular o gorila.
Bueno, ¡ahí! empiezan los problemas maritales, a mi entender. Porque, claro, si ambos coinciden, no hay drama. Pero si no, empiezan las discusiones y presuntas desuniones: anotenlé otro defecto más a la democracia.
Bueno, ¡ahí! empiezan los problemas maritales, a mi entender. Porque, claro, si ambos coinciden, no hay drama. Pero si no, empiezan las discusiones y presuntas desuniones: anotenlé otro defecto más a la democracia.
Pero bueno, teniendo en cuenta que es el sistema menos malo que existe (o, por lo menos, es lo que nos hacen creer) propongo que, en vista de no fracasar amorosamente, tengamos como prioridad chequear el grado de tolerancia peronista del otro. Algo así como ir testeando si uno tiene una pareja más del lado nac&pop o del fach&gor.
Sí, tiene que ser así. De la nada, que no se la vea venir, que se vea obligado a contestar sin pensar, a sacarle la posta.
Así, durante un mes, armar una grilla que esté divida por cuatro: izquierda, derecha, gorila, peronista. E ir ubicando al otro según sus opiniones. Parece una boludez, pero quizás sirva para evitar encontrarnos en 2015 viviendo con un gorila… ojo.
Una vez que se saque el perfil político-ideológico del sujeto evaluado y pueda ser contrastado con algún candidato hay que compararlo con el propio. Para ello, diseñé un test de compatibilidades, con el objetivo de advertir el porcentaje de posibilidades a futuro que tiene la pareja de prosperar. Aviso: ubiqué a Cristina como opción fija porque el 50% de la población así lo determinó.
Test de compatibilidades
Cristina – Duhalde = 20%
En común: Juan Domingo Perón (aunque han hecho lecturas diferentes, es un punto en común)
No hablar de: todo lo relacionado al narcotráfico.
No hablar de: todo lo relacionado al narcotráfico.
Cristina - Alfonsín = 7 / 8%
En común: sacar crédito del fallecimiento de un ser cercano.
No hablar de: efedrina y las alianzas electoralistas.
No hablar de: efedrina y las alianzas electoralistas.
Cristina – Binner = 45%
En común: ambos ponen la palabra izquierda en la descripción de su ideología.
No hablar de: el 82% móvil, retenciones al campo, usar política que está buena para ganar votos.
No hablar de: el 82% móvil, retenciones al campo, usar política que está buena para ganar votos.
Cristina – Pino = !
Danger. Estás saliendo con un perdedor. De todos modos, no hablar de elecciones primarias, recursos naturales ni minería a cielo abierto.
Cristina – Rodríguez Saá = ?
Jodido encontrar un rodríguezsaísta… a menos que vivas en San Luis. Me ahorro comentarios. Wi Fi para todos y todas.
Ultrakirchnerista
No hablar de: Muchas cosas. Pero por nada en el mundo combinar en la misma oración las palabras menemismo y Néstor.
Ah, y si te enganchaste con un zurdo/a, te la aguantás. Empezá por Marx, porque no le vas a entender nada.
Dicho esto, y habiendo alertado a la población sardina, me retiro citando el tan conocido dicho popular que dice que "es mejor prevenir que casarte con un duhaldista". Toda la vida.
Ah, y si te enganchaste con un zurdo/a, te la aguantás. Empezá por Marx, porque no le vas a entender nada.
Dicho esto, y habiendo alertado a la población sardina, me retiro citando el tan conocido dicho popular que dice que "es mejor prevenir que casarte con un duhaldista". Toda la vida.