lunes, 13 de mayo de 2013

El habitus, para el Cuarteto

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Che, Bourdieu, tomatelá. Acá unos uruguayos definieron mejor que vos el concepto de habitus. Y sin usar palabras difíciles.

Soy sangre de mi sangre, y soy mis costumbres,
Soy mis hábitos y códigos y mis incertidumbres

Soy mis decisiones y mis elecciones
Soy mis acciones, solo y en la muchedumbre

Soy mis creencias y mis carencias,
soy mi materia y mi esencia
Soy mi presencia y mi ausencia,
mi conciencia y mi apariencia

Soy mi procedencia
Soy mi herencia y mi experiencia
Soy mi pasado y mi vigencia
y esa vivencia es la referencia
que con otros me une y me diferencia.


 El hijo de Hernández (Cuarteto de Nos - Disco: Bipolar)



martes, 7 de mayo de 2013

La fuerza del humo

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Ahora que me entusiasmé con esto de los hallazgos históricos, les cuento otro. La movida de vender humo para lograr resultados a posteriori, tampoco es nueva ni la inventó Clarín. Viene de la época de la esclavitud.

Rápido contexto:
A mediados del siglo XIX, en Estados Unidos, entre un tercio y un cuarto de la población era esclava. Sí, a a pesar de aquello que la revolución americana supuestamente  había instaurado (un gobierno de corte liberal, que reconocía los valores de los individuos y sus derechos frente al Estado), en los estados del norte del continente americano la mayoría de los negros estaban sometidos. En medio de esta contradicción comenzaron a surgir sociedades antiesclavistas que -como su nombre lo indica- buscaban liberar a estos individuos del sistema de explotación.

¿Qué tiene que ver esto con la comercialización del humo?

Aquí, otra vez, la evidencia:

Fragmento del libro Los Estados Unidos de América, de Willi Paul Adams.

"El relativo éxito de los abolicionistas obedecía en gran parte a su hábil manejo de la propaganda y, especialmente, de las nuevas técnicas de impresión barata, induciendo así al engaño acerca del respaldo de que disfrutaban. Los abolicionistas parecían mucho más peligrosos que lo que en realidad eran. Su imagen de grupo eficazmente organizado, bien dotado desde el punto de vista económico, y políticamente influyente tenía que halagar profundamente a quienes, en realidad, no eran más que un grupo desorganizado, financieramente débil y políticamente impopular".

Como leen: si bien, evidentemente, estuvieron presentes otros factores, la primera amenaza al sistema esclavista se construyó a partir de la nada, de la creación de una imagen ilusoria, de la venta indiscriminada de esta sustancia gaseosa. En definitiva, las bases del fin de la esclavitud no descansaron más que en una alfombra de humo.

Ya ven. Ahí está la clave de todo. Si no, pregúntenle a Lanata.

sábado, 4 de mayo de 2013

Anotaciones sobre el origen del "ponele"

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No se le ocurrió a Malena Pichot, muchachos. Ni a Ezequiel Campa. Ni a ningún cómico cool del momento. Tras una ardua investigación, creo que estoy en condiciones de afirmar que di con el origen de este significante.

Todo parece indicar que "ponele" data de 1979, año en el que se publica el libro Un tal Lucas donde -en un diálogo- Cortázar introduce el término tal cual lo conocemos en la actualidad. Y con el exacto mismo sentido.

Aquí, la evidencia:

Fragmento de Lucas, sus discusiones partidarias

En esos casos Lucas tiende a callarse, puesto que sus libritos hablan vistosamente por él, pero como a veces lo agreden más o menos fraternalmente, y ya se sabe que no hay peor trompada que la de tu hermano, Lucas pone cara de purgante y se esfuerza por decir cosas como las que siguen, a saber:

—Compañeros, la cuestión jamás será 
planteada

por escritores que entiendan y vivan su tarea como las máscaras de proa, adelantadas en la carrera de la nave, recibiendo
todo el viento y la sal de las espumas. Punto.
Y no será planteada
porque ser escritor poeta
novelista
narrador
es decir ficcionante, imaginante, delirante,
mitopoyético, oráculo o llámale equis,
quiere decir en primerísimo lugar
que el lenguaje es un medio, como siempre,
pero este medio es más que medio,
es como mínimo tres cuartos.
(...)
Ponele —dice alguien—, pero frente a la coyuntura histórica el escritor y el artista que no sean pura Torredemarfil tienen el deber, oíme bien, el deber de proyectar su mensaje en un nivel de máxima recepción. -Aplausos.

Lo más probable es que esta conjugación del verbo "poner" se haya popularizado incluso años atrás de la fecha de publicación del libro, ya que el autor la utiliza con naturalidad dentro del texto. 

Así que nada, chicos. No insistamos. Está todo inventado. Ah, y vos, cuarentón, cuidado con hacerte el canchero y contestar "ponele" a cada pregunta que te hacen. Puede terminar delatándote la edad.