martes, 16 de octubre de 2012

Espejos

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Hace mucho no actualizo el blog y eso, aunque parezca una pequeñez, me preocupa. Me preocupa porque significa que estoy inviertiendo demasiado tiempo en trabajar para los otros. Seguro más de lo que debo.

Pero bueno, para no perder la costumbre, dejo un fragmento de "El perseguidor", de Cortázar, un cuento que me atravesó de tal manera que mi vida nunca volvió a ser la misma después de leerlo. Por cierto, me ahorraré cualquier reflexión. No hay nada peor que explicar lo implícito.
"Anoche se me ocurrió mirarme en este espejito, y te aseguro que era tan terriblemente difícil que casi me tiro de la cama. Imagínate que te estás viendo a ti mismo; eso tan sólo basta para quedarse frío durante media hora. Realmente ese tipo no soy yo, en el primer momento he sentido claramente que no era yo. Lo agarré de sorpresa, de refilón, y supe que no era yo. Eso lo sentía, y cuando algo se siente... Pero es como en Palm Beach, sobre una ola te cae la segunda, y después otra... Apenas has sentido ya viene lo otro, vienen las palabras... No, no son las palabras, son lo que está en las palabras, esa especie de cola de pegar, esa baba. Y la baba viene y te tapa, y te convence de que el del espejo eres tú. Claro, pero cómo no darse cuenta. Pero si soy yo, con mi pelo, esta cicatriz. Y la gente no se da cuenta de que lo único que aceptan es la baba, y por eso les parece tan fácil mirarse al espejo. O cortar un pedazo de pan con un cuchillo. ¿Tú has cortado un pedazo de pan con un cuchillo?"