lunes, 16 de abril de 2012

Pienso, luego RT

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¿Qué onda con la gente que retuitea las pelotudeces que ponen los famosos? ¿Es, por carácter transitivo, pelotuda? 

Esto me pregunto a diario cuando entro a Twitter y veo mi Time Line (estoy re canchera, sí) repleto de tuits de gente que no sigo diciendo cosas que no me interesan ni quiero leer. Porque ok, no me jode que algo te haya parecido gracioso y lo quieras compartir. Porque aunque a mí no me haya causado gracia, sobre gustos no hay nada escrito (Bourdieu se revuelca en la tumba cada vez que alguien dice eso). Lo que me parece inexplicable es que retuitees el irrelevante "Buen día" de Aníbal Fernández, presuponiendo que mi jornada de ahí en adelante va a sufrir alguna modificación. 

Stop. Esta conducta del RT compulsivo no sólo es molesta, sino que también legitima y fogonea este tipo de publicaciones desmesuradas en número y vacías en contenido y calidad, sobre todo de la gente que cree que porque su tuit recibió 4843 RT, es original. Es una cadena hacia la irrelevancia absoluta: más RT, más ego, menos filtro, más boludez. 

Campaña "Pienso, luego retuiteo": sí a la racionalización de clics y uso responsable de Twitter. Concientización de nuestro poder de difusión y consecuente muerte al RT indiscriminado para famosos. 

Vivir en un país con derecho a expresarnos libremente no te habilita a tener que hacerlo compulsivamente y sin pensar, ¿estamos?

#listolodije. 

lunes, 2 de abril de 2012

Una voz de resistencia

1 sardinas opinaron

 “Qué cosa rara… No sé si usted habrá sentido lo mismo. ¿No le pareció –el 2 de abril a la mañana, cuando fue a buscar el diario abajo de la puerta- que estaba en otro país?”. Así, apelando al tú y dejando entrever una inteligente ironía, arrancaba la nota del periodista Enrique Vázquez en la revista Humor Registrado publicada unos días después del desembarque de las tropas argentinas en las Islas Malvinas,  al tiempo que ponía sobre la mesa una cuestión que,  hasta el momento, parecía impensable (y hasta antipatriótica): ¿por qué invadir ahora

No todos fueron cómplices

Desde la portada, esta revista dejaba en claro que era distinta al resto. Mientras la mayoría de los más grandes medios de comunicación festejaban una victoria que en realidad fue derrota y trataban de limpiar, la –ya demasiado sucia- imagen del régimen de Galtieri, y donde las amenazas para quienes no seguían esa línea eran moneda corriente, Humor resistía. Pagando el precio de decir aquello que no sonaba bien en los oídos de quienes manejaban los hilos, se convirtió en una de las pocas publicaciones que, haciendo humor con lo inaceptable, quiso desentrañar eso que habían disfrazado de patriotismo y que no era más que otra vez la misma historia: una jugada del Gobierno dictatorial por perpetuarse en el poder.

No todos fueron cómplices. Si encuentran algún número, no duden en darle una leída porque lamentablemente y hasta el momento, a este nivel de análisis, compromiso y periodismo no se le conocen herederos.